Decálogo para ir de compras y no acabar odiándo(te):

Con el paso de los años y a través de un trabajo personal, he ido aprendiendo a querer a mi cuerpo tal y como es. Sin embargo, antes de conseguirlo, lo había llegado a pasar muy mal cuando iba de compras. Por eso, el hecho de haber vivido en primera persona todo lo malo que esa experiencia puede tener me ha permitido desarrollar un decálogo. Este sencillo pero transformador decálogo para ir de compras y no acabar odiándo(te), hará que la experiencia de ir de compras sea más beneficiosa para ti.


  1. La hora importa: Si puedes ir un día entre semana, cuando la mayoría de personas están trabajando mucho mejor. Si tus horarios te obligan a ir en fin de semana, intenta ir lo más pronto posible. Ir a comprar cuando las tiendas acaban de abrir es muy distinto a ir un sábado a las cuatro de la tarde. A mí, que no soy muy fan de las aglomeraciones, me da hasta gusto pasearme por las tiendas, verlo todo bien colocado (también hay muchas más tallas), y pudiendo entrar y salir del probador sin colas. 
  2.  Escoge a qué tiendas vas a ir: Aquellas que sabes que te gustan y en las que sueles encontrar ropa de tu talla. Voy a hablar de tiendas comerciales que seguro que conocemos tod@s: Llevo dos o tres ocasiones entrando en Bershka y saliendo sin haberme probado nada. La ropa que veo últimamente ahí no me representa… creo que, en este momento, ya no es para mí. Así que, probablemente, el próximo día que vaya de compras… no entraré en esta tienda. En cambio, últimamente, me siento más acorde a la ropa que veo en Sfera… ¡así que allá que iré! Estate atent@ a tus gustos, como todo en la vida, van cambiando y evolucionan al mismo tiempo que nosotr@s. 
  3. Ve con ropa cómoda: Aunque no queramos, cuando vamos de compras, vamos a estar un buen rato de pie y caminando. Ir cómod@ es fundamental. Y además, mejor ir con ropa y calzado fácil de quitar y poner para no aburrirnos cada vez que entramos en el probador. 
  4. Lluvia de ideas: Observa cada prenda de ropa y si alguna te llama la atención ¡cógela para probar! Aunque después no te la compres y aunque no sea para nada de tu estilo. Para evolucionar hay que ir probando y arriesgándonos. Ya llegará el momento en el que valores si la compras o no. Ahora, diviértete contigo mism@. 
  5. Momento talla: HARTA, harta estoy de que una talla de ropa nos defina. «Yo soy una 36», «Yo tengo una 48», «Yo en Stradivarius soy una 38, pero en Zara una 36″. Basta ya de castigarnos tanto con eso y de cargar con una losa que, encima, no tiene ningún sentido. Que, a veces, en una misma tarde he tenido una 36, una 38 y una 40 EN LA MISMA TIENDA. Así que observa la prenda, la elasticidad, la forma… y piensa qué talla puedes necesitar de esa prenda. Porque no eres ninguna talla. De hecho, como en la mayoría de las ocasiones voy a comprar sola, suelo coger siempre dos tallas del mismo pantalón… ¡y a veces hasta tres! 
  6. Momento probador: Pase lo que pase, no eres mejor ni peor persona después de probarte esa pieza de ropa. Que te va y te gusta como te queda… ¡genial! pero si no es así, NO-PASA-NADA. Hay muchas razones por las que esa pieza de ropa, con esa tela, ese patrón, ese corte y ese color no te va o no te gusta cómo te queda. Quítatela, déjala, y a por otra. Puede que hasta sea cosa del espejo y de la iluminación que tienen en la tienda. 
  7. ¿Me lo compro?: Si te gusta y te lo puedes permitir, adelante. Deja atrás el miedo al qué pensarán los demás, deja atrás la duda de si te compras o no algo que no es como lo que sueles llevar puesto. Que te gusta y te haga sentir bien son dos muy buenos motivos para lucir esa prenda de vestir. 
  8. ¿Y si no has encontrado nada?: Esto a veces ocurre, y nos podemos sentir frustrad@s, cansad@s y disgustad@s. Si tu mente te pide un descanso, deja las compras para otro momento u otro día. Estoy segura que ningún día de tu vida has tenido que ir desnud@ por no haber podido comprar ropa. Así que relaja tu mente, deja pasar todos los malos pensamientos y enfócate a cuidar de ti. ¿Qué te apetece en este momento? Un masaje, una taza de chocolate, ir a ver una peli al cine, quedar con tus amig@s, tomarte una caña o un maratón de Netflix, etc pueden ser buenas opciones de autocuidado. Ya volverás a ir de compras otro día. 
  9. Encuentra otras opciones: Vivimos en la era digital, ya no hace falta ir físicamente de compras. Puedes comprar en las tiendas físicas que te gustan desde Internet. ¡Las alternativas son infinitas! Incluso puedes comprar en tiendas online con infinidad de opciones. En ASOS, por ejemplo, puedes encontrar infinitas opciones con un gran abanico de tallas.


    Si lo pasas mal yendo de compras, no te gusta lo que ves cuando te pruebas la ropa o no te atreves a vestir determinadas prendas por miedo o vergüenza… quizás sea momento de aprender a quererte y de querer a tu cuerpo. Si quieres saber cómo empezar a hacerlo, puedes leer sobre el plan CuerPositívate© que he desarrollado.