¿Qué significa realmente la aceptación corporal?
Tu cuerpo no es un proyecto inacabado ni un experimento a corregir. Es tu hogar, el lugar donde habitas cada experiencia, cada emoción y cada recuerdo. Y como todo hogar, merece cuidado, amabilidad y, sobre todo, respeto.
Hablar de aceptación corporal no es un capricho moderno; es una forma de reconciliarnos con algo que siempre ha estado ahí, aunque a veces lo tratemos como un enemigo.
Porque sí, aunque suene evidente, tu cuerpo tiene derechos. Y cuando aprendes a reconocerlos, das un paso enorme hacia la autoestima corporal y el bienestar emocional.
Cómo mejorar tu autoestima corporal desde el respeto
Respetar a tu cuerpo tiene dos caminos: hacerlo sentir cómodo y atender sus necesidades. Ambos parecen sencillos, pero requieren conciencia y práctica.
En mi trabajo de terapia para la imagen corporal, acompaño a muchas personas en este proceso. A menudo, llega un momento clave en el que hacemos un pequeño (pero profundo) pacto con su cuerpo.
Un acuerdo personal que parte de cinco derechos básicos. Cinco recordatorios que ayudan a transformar la relación con uno mismo desde la ternura y el respeto.
Los cinco derechos esenciales para una buena relación con tu cuerpo
Estos derechos no están escritos en ningún código legal (¡ojalá!). Son los pilares sobre los que se construye una relación sana con el cuerpo, y el punto de partida de cualquier proceso de aceptación corporal y autoestima corporal real.
1. Tu cuerpo tiene derecho a ser alimentado (siempre)
Comer no es una recompensa ni un castigo. Es una necesidad vital.
No necesitas “ganarte” la comida a través del ejercicio ni “compensar” lo que comiste ayer.
Tu cuerpo necesita energía, pero también placer. Merece que lo nutras con alimentos que disfrutes, sin culpa ni condiciones.
Y más allá de la comida, también merece que honres otras formas de hambre: la de descanso, contacto, compañía y afecto.
2. Tu cuerpo tiene derecho a ser tratado con dignidad
Tratarte con dignidad empieza por cómo te hablas.
Cada vez que miras tu reflejo con compasión, estás practicando aceptación corporal.
La aceptación de la imagen corporal no significa amar cada detalle, sino permitirte existir en paz con lo que eres, sin castigos ni exigencias imposibles.
Tu cuerpo no necesita cambiar para ser digno de respeto.
3. Tu cuerpo tiene derecho a vestirse con comodidad
No hay nada más liberador que usar ropa que te quede bien a ti, no a la versión hipotética de ti que vive en un número de talla menos.
Cuando eliges vestirte con comodidad, estás diciéndole a tu cuerpo: “te acepto aquí y ahora”.
Esa es una forma concreta y cotidiana de fortalecer tu autoestima corporal.
4. Tu cuerpo tiene derecho a ser tocado con cariño
El contacto amoroso es una de las formas más poderosas de reconexión.
Aplicarte crema con atención, darte un automasaje o simplemente recorrer tu piel con cuidado puede ser un ejercicio profundo de aceptación corporal.
Es un lenguaje sin palabras que le dice a tu cuerpo: “te veo, te escucho y te cuido”.
5. Tu cuerpo tiene derecho a moverse con placer
El movimiento no tiene que doler para ser efectivo.
Hacer ejercicio no debería sentirse como un castigo, sino como una forma de disfrutar lo que tu cuerpo puede hacer.
Puede ser bailar, nadar, caminar o simplemente estirarte al despertar.
La terapia para la imagen corporal también consiste en descubrir qué tipo de movimiento te hace bien, y permitirte disfrutarlo sin condiciones.
Terapia para la imagen corporal: Un camino de reconciliación contigo misma
Reconocer los derechos de tu cuerpo es un proceso que a veces necesita acompañamiento.
En la terapia para la imagen corporal, trabajamos precisamente eso: sanar la relación con el cuerpo desde la comprensión, la aceptación y la conexión con las propias necesidades.
No se trata solo de cambiar la forma en que te ves, sino la manera en que te tratas.
A través de este proceso, aprendes a cuidar tu cuerpo con respeto, a hablarle con amabilidad y a escucharlo sin miedo.
Si te cuesta sentirte bien con tu cuerpo y te gustaría aprender a relacionarte contigo misma desde la aceptación y el cuidado, puedo acompañarte en ese proceso. Escríbeme y vemos juntas cómo puedo ayudarte.
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